Bueno, pues aunque no es muy necesaria y no se ve 100% bien, y cuando sopla el viento te toca los huevos…ya hay tele y además vimos ganar a Alonso en Canadá. Pero vaya odisea para poner la antena, resulta que no es ir y poner un pararrayos en plan chulo y un cable, no!, la que hay que liar y mas si las arquetas por las que puedes seguir los cables están llenas de barro.
Primero no trajeron una escalera lo suficientemente larga y ,como es tradición, en vez de intentar conseguir una, lo primero que se les ocurrió es subir la escalera a la furgoneta e intentarlo así(seguridad en el tajo siempre), menos mal que estaba Daniel por allí y, cómo no, conocía a un vecino con la escalera para subir al cielo, y nos la trajo(es como el Fenix del equipo A, lo consigue todo). Mientras estos hacían la instalación interior y buscaban en las arquetas el cable arriba y abajo. Con tan mala suerte de que el cable que usaban arriba no era el de la arqueta de abajo, ya que el que si era estaba escondido bajo una capa de barro de 4 cm de espesor.
Tras intentarlo cambiando el cable y de todas las maneras posibles y cuando ya iban a hacer otro empalme y mil movidas mas…llega Vero convencida de que el cable que usaban no era el adecuado tira de uno que se veía por ahí en el suelo y resulta que era el que estaban usando, lo que a Vero y a mi nos indicó que tenía que haber algo raro. Busqué un gancho y rebuscando encontré el cable que faltaba.
6 horas y 350€ después ya tengo tele, lo dicho al principio, no se ve de la ostia, pero algo se ve que ya es decir allí abajo.